Entre lo que debemos hacer, lo que queremos hacer y lo que esperan que hagamos, muchas veces hay una inmensa distancia. El problema es más profundo de lo que parece. Desde niños nos OBLIGAN a comer sin tener hambre, a dormir sin tener sueño, a callarnos cuando queremos hablar, etcétera. Perdemos desde niños la conexión con el cuerpo, con el deseo, con nuestras necesidades, nos perdemos a nosotros mismos en la presión del “otro” para acceder a la aceptación y por ende al amor. Luego crecemos y nos imponen valores, principios, ideales y un montón de escoria psíquica que no nos pertenece. Entonces es prácticamente imposible de adulto ser integral. Pensar, sentir y actuar en un mismo sentido es una de...
Perdonar es algo necesario para nuestra salud física, mental y espiritual, pero puede ser un largo y muchas veces complicado proceso donde quizás debamos buscar de apoyo, todo depende de cada persona y del tipo de ofensa o daño recibido.
Los muros de esa prisión que no te permite avanzar sólo existen en tu mente. No puedo, me da miedo, no se que va a pasar, debo aguantar aunque no me guste, es mi responsabilidad, a mi me criaron así, etcétera. Son unas de las miles de frases limitantes que nos mantienen anclados en el lugar y las circunstancias que definitivamente no queremos. Esas circunstancias solo nos están mostrando que somos seres infinitos atados con amarres ficticios y que trascender la mente es la mejor que nos puede pasar en la vida para poder evolucionar. Entre hacer algo y no hacer nada, siempre es mejor la acción, el éxito o el fracaso son irrelevantes, la satisfacción de seguir nuestra guía...