La esposa de un hombre estaba muy enferma. En su lecho de muerte le dice, "¡Te amo demasiado!, no quiero dejarte, y no quiero que me traiciones.
Promete que no verás otras mujeres cuando yo muera o volveré para rondarte.
Durante varios meses después de su muerte el marido evitó a otras mujeres, pero conoció a alguien y se enamoró.
En la noche que se comprometieron, el fantasma de su difunta esposa se le apareció. Ella lo acusó de no cumplir con la promesa, y volvió todas las noches para atormentarlo.
El fantasma le recordaba todo lo que habían pasado él y su prometida ese día, hasta el punto de repetir, palabra por palabra, las conversaciones que habían tenido. Esto lo trastornó tanto que no pudo dormir nada.
Desesperado buscó el consejo de un maestro zen que vivía cerca del pueblo. "Este fantasma es muy listo", dijo el maestro luego de oír la historia del hombre, "¡Lo es!", contestó el hombre. "Recuerda cada detalle de lo que dije e hice. ¡Lo sabe todo!" El maestro sonrió. "Deberías admirar a un fantasma así, pero yo te diré qué hacer la próxima vez que aparezca."
Esa noche el fantasma regresó. El hombre hizo exactamente lo que le había dicho el maestro. "Eres un fantasma muy sabio", dijo. "Sabes que no te puedo esconder nada. Si puedes responderme una pregunta, romperé el compromiso y permaneceré soltero por el resto de mi vida". "Haz la pregunta", contestó el fantasma.
El hombre sacó un puñado de frijoles de una gran mochila que estaba en el piso, "Dime exactamente cuantos frijoles tengo en mi mano".
En ese momento el fantasma desapareció y no volvió nunca más.
Reflexión:
El personaje de esta historia no era perseguido por un fantasma sino por su propia mente, por el sentimiento de culpa de ver que era imposible cumplir su promesa.
En el momento de la muerte de su amada sintió que eso era lo correcto pero cuando fueron pasando los días y superó el dolor, se dio cuenta que la vida continuaba y que no podía negarse a la oportunidad de tener pareja.
La mente utiliza muchos trucos, el compromiso que había hecho en el pasado desde la culpa y el dolor le perseguía en forma de fantasma.
Las promesas son acuerdos que están grabados en nuestro inconsciente, algunas veces las hacemos de forma objetiva, clara y concisa y su cumplimiento es algo que puede estar a nuestro alcance.
Otras veces por dolor, angustia o por culpa prometemos cosas que van más allá de nuestro control y capacidad, terminan siendo una carga que nos impide avanzar y que nos tortura día a día.
También puede suceder lo contrario, nuestra mente promete sabiendo claramente que no cumpliremos, porque en el fondo no es lo que deseamos hacer, pero nos sentimos comprometidos por la emoción del momento.
Cuando hagas una promesa sintoniza tu mente y tu corazón, usa tu intelecto para medir tus límites, tu capacidad y tu alcance, utiliza también a tu corazón para hacerlo desde el más profundo amor entrega y sabiduría.
Algunas circunstancias que nos rodean que son incomodas, difíciles o limitante no son más que una construcción hecha por nuestra propia mente, por sus interpretaciones, creencias y juicios.
El día de hoy te invito a ir mas allá de la mente, a ir mas allá de las promesas y a renunciar a esos compromisos inconscientes que hiciste desde el dolor y de la culpa.
Está bien comprometerse y cumplir nuestra palabra, lo que no está bien es torturarse, cargar con responsabilidades ajenas, ir más allá de nuestras propias fuerzas y alejarnos de nuestro bienestar.
Saludos.
Jordan Sánchez | Mindfulness Master
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Fuente del cuento: http://xdejonge.angelfire.com/funt/spirit/zen_historias.htm
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